
Toda persona necesita una meta en la vida, caminar hacia alguna parte, tener sueños que sean su razón de vivir. Pues bien, con una empresa sucede algo parecido: todas las organizaciones nacen con un fin determinado y plantearlo de forma concreta, marca el camino a seguir desde el momento mismo de su constitución. ¿Cuáles son los objetivos de una empresa y qué importancia tienen? Descúbrelo en este post.
Te invitamos a conocer cuáles son las metas de una organización comercial o productiva, las explicamos una a una y destacamos su importancia, tanto para los mismos miembros de la firma como para el medio en el cual esta se desenvuelve. Además, te damos ejemplos concretos de cada caso y complementamos el tema con acceso directo a fuentes de consulta seguras. ¿Qué más quieres? ¡Todo lo que esperas está aquí!
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¿Qué son los objetivos de una empresa?
A grandes rasgos, se trata de aquello resultados o estados que una organización económico-productiva o comercial quiere alcanzar en un plazo de tiempo dado y por medio de la implementación de recursos con los cuales cuenta o espera contar. Postularse metas resulta esencial para que un negocio prospere, pues las mismas trazan el camino a seguir y permiten que los miembros de la entidad sepan hacia dónde van. Sin duda alguna, esto influye en su proactividad y grado de motivación.
Cuando todos los empleados de una organización conocen las metas de la firma donde trabajan, encauzan sus esfuerzos al logro de tales objetivos; conocen lo que tienen que hacer, porque sus actividades están dirigidas a alcanzar esas metas y sacan provecho de los recursos disponibles en función de las mismas.
Una vez delimitados cuáles son los objetivos de una empresa, es posible formular las estrategias más adecuadas para alcanzarlos. Por otro lado, al final de un ciclo contable se pueden comparar los resultados logrados con las metas planteadas al inicio y, de esta forma, medir el índice de productividad de la compañía. Los números puestos en contraste dan cuenta del desempeño de la firma y permiten constatar si el rumbo tomado ha sido el adecuado, como así también, saber qué errores se deben corregir.
Gracias al planteo concreto y claro de objetivos, se diseña una planificación realista y adecuada de las actividades a llevar a cabo en todos los departamentos de la entidad. No es posible coordinar las tareas del personal, organizar los diversos sectores de la firma y monitorear los procesos si antes no se sabe hacia dónde se va.
Por otra parte, los objetivos de una empresa dan cuenta de cuáles son las prioridades del negocio: posicionarse mejor en el mercado, expandir la firma, obtener mayores dividendos, aumentar la calidad de los servicios ofrecidos, lograr acuerdos con otras empresas, etc. El nivel de incertidumbre se reduce porque todos conocen el camino a seguir y su final.
Además, cuando los miembros de la planta saben sobre las metas organizacionales, se sienten más incluidos en el trabajo y más comprometidos como un engranaje importante de la empresa. Así, están más motivados y al ver que se han alcanzado los resultados esperados, se sienten satisfechos.
Ahora que conoces qué son los objetivos de una empresa y en qué radica su importancia, te invitamos a pasar al siguiente apartado para conocer los diversos tipos de metas que se plantean en las organizaciones actuales.
Tipos de objetivos de una empresa
En una primera instancia, cualquiera de nosotros podría figurarse que lo único que busca una compañía con fines de lucro es justamente eso: hacer dinero. Sin embargo, la cuestión no es tan sencilla. Hay diversos tipos de objetivos que se puede buscar alcanzar, y para que los conozcas, los tratamos en este apartado.

- Generales: se trata de metas más bien genéricas, que hablan de cuestiones a largo plazo y de carácter abarcativo. Tradicionalmente incluyen aspiraciones como convertirse en la marca líder del rubro, aumentar el volumen de ventas, incrementar el índice de rentabilidad, subir las utilidades, incrementar la participación dentro del mercado, lograr reconocimiento por parte del medio y de los consumidores, conseguir más vendedores y puntos de venta, crecer y expandirse o simplemente sobrevivir en un medio adverso.
- Específicos: aquí hacemos referencia a metas más concretas, que se definen en términos numéricos (tiempo, cantidad de dinero, etc.). A través del cumplimiento de los objetivos específicos, una organización llega a concretar también sus objetivos generales. Algunos ejemplos pueden ser aumentar las ventas mensuales en un tercio, vender X cantidad de artículos antes de terminar el año, subir la rentabilidad anual al 40%, bajar los costes de producción un 15% en 6 meses, mejorar un 20% la eficiencia del proceso productivo para el próximo ciclo contable, reducir al 50% los gastos de luz en el próximo trimestre, duplicar el volumen de producción para mitad de año, incorporar 2 nuevos empleados por mes, etc.
Hasta aquí hemos visto una caracterización de los objetivos de una empresa de tipo más bien general; no obstante pretendemos ahondar en la cuestión con una clasificación más específica, que revisaremos ahora.
Estratégicos
Algunos expertos los denominan “objetivos organizacionales”; se trata de aquellos que consideran a la entidad de manera holística y que por eso definen el camino a seguir de la misma como un todo. Normalmente son diseñados por los dueños de la firma o por los altos mandos; suelen tener un carácter perdurable y general (abarcativo y de largo plazo).
Departamentales
Si ahondamos en un mayor nivel de especificidad, encontraremos las metas que se establecen por departamento. Es decir, los distintos sectores de una empresa reciben la asignación de objetivos particulares por parte de los gerentes o directivos de la organización. Se trata de metas a cumplir en un mediano plazo que se alinean con los objetivos estratégicos.
Operativos
Además de que cada área mantiene unas metas específicas, para alcanzarlas es necesario cumplir con una serie de tareas o acciones concretas. Así, los administradores y encargados de sector establecen las actividades a desplegar en el corto plazo para, a su vez, llegar a los objetivos de mediano plazo del departamento. Los objetivos operacionales hablan justamente de “operaciones” concretas y por eso son los más específicos de todos.
Más allá de la caracterización de los objetivos de una empresa que hemos revisado, queremos apuntar que también suelen dividirse las metas en función de su duración. Así, las de largo plazo normalmente se plantean por periodos de 3 a 5 años; las de mediano plazo se prevén de 1 a 3 años; por último, las metas de corto plazo no superan el año.
En este apartado has tenido acceso a una completa taxonomía de los objetivos de una empresa. Ya es momento de que pases a la siguiente sección para descubrir una valiosa lista de recomendaciones a la hora de plantear y aplicar los objetivos en tu propio negocio.
¿Cómo aplicar los objetivos de una empresa?
Si eres asiduo lector de nuestros artículos, no hace falta que te lo expliquemos: siempre intentamos conciliar la teoría con la práctica y por eso complementamos la exposición del tema con numerosos consejos, tips y ejemplos concretos. ¿Quieres saber cómo hacer para plantear las metas de tu empresa correctamente y así definir de la forma más adecuada el rumbo de tu negocio? No te pierdas nuestras recomendaciones.
- Los objetivos generales deben servir de orientación para formular los específicos. Si únicamente planteas metas de carácter general, tendrás una guía confusa sobre lo que tienes que hacer y hacia dónde dirigirte. Hay que evitar la falta de concreción.
- No debes olvidar asignar tareas concretas a los miembros de cada departamento, aunque puedes delegar esta tarea en el jefe de sector. Es importante que comuniques a cada empleado cuáles son las metas a alcanzar (por la compañía y por su área) para que sepa dirigir sus actividades específicas a conseguirlas. Cada miembro de la planta puede tener distinto grado de responsabilidad y conocimientos, pero esto no lo exime de realizar sus tareas en pos de los objetivos organizacionales.
- Es importante revisar con cierta periodicidad los objetivos para garantizar que sean los deseados o estén acordes al contexto. Puede que en algún momento se vuelvan irrelevantes o poco realistas, según cambie la situación de la entidad o de su medio. En tales casos, será necesario hacer un ajuste y replantearse las metas a conseguir.
- Hay que asignar cierto grado de flexibilidad a los objetivos de una empresa, pues –como ya sugerimos- estos pueden cambiar según distintas variantes. Cambios en el comportamiento de los consumidores, modas pasajeras, una mejora en las condiciones socioeconómicas del medio, periodos de crisis, problemas con los proveedores y muchas otras situaciones pueden afectar la productividad, las ventas y, por tanto, las metas de la compañía.
- Ten en cuenta que algunas metas son urgentes y prioritarias, mientras que otras pueden esperar. Por ejemplo, es más importante sacar a la empresa de su actual situación de pérdida abaratando costos y reduciendo gastos que apuntar a un mayor posicionamiento en el mercado por medio del gasto en publicidad.

- Es preciso establecer una buena comunicación entre los distintos sectores de la empresa para que trabajen coordinadamente en pos de la consecución de las metas organizacionales, pues cuando las actividades no se despliegan de manera armónica, se “traban” algunos engranajes de la cadena y se desperdician recursos (esfuerzo, tiempo, dinero, etc.).
- Puedes exhibir los objetivos en un documento de circulación entre los empleados, en cartelería en el hall de la empresa o mediante una reunión hecha especialmente con esta premisa. Lo importante es que estén explicitados y sean claros para todo el mundo. De lo contrario, se generará confusión e intercambio de informaciones cruzadas entre los miembros de la planta a la hora de trabajar.
- Piensa que hay que ser justos con los empleados en términos de su alcance de objetivos. Si ellos han logrado cumplir adecuadamente con sus tareas, han mejorado los procesos y optimizado los tiempos, no dudes en recompensarlos con distintos métodos. De esta forma se sentirán reconocidos y estimulados a trabajar cada vez mejor. Algunas opciones con las que cuentas son invitaciones a eventos sociales (por ejemplo, un almuerzo de camaradería gratuito), compensaciones económicas en el salario, algunos días de vacaciones extra, actividades recreativas para descansar en medio de la jornada laboral, etc.
En fin, luego de la lectura de este análisis ya sabes a ciencia cierta qué son los objetivos de una empresa, cómo se clasifican o se dividen y de qué manera te conviene implementarlos para explotarlos en pos de una excelente productividad. Esperamos que nuestro análisis te haya sido útil, pero si necesitas mayores precisiones, no dudes en dejar tu comentario en la caja de abajo.
En fin, ya nos despedimos hasta la próxima publicación; no te olvides de valorar este post ni de compartirlo en tus redes sociales favoritas si te ha gustado.